jueves, 21 de junio de 2007

Una flecha en la diana... Comenta Pablo Peñaloza

Hola a todos: a continuación un texto de Pablo sobre su acercamiento a Santos Guerra.

Nos vemos mañana,
Atte. Paola.

Comentario sobre Cultura que genera la evaluación en las escuelas, capítulo 2 del libro Una flecha en la diana. La evaluación como aprendizaje ( Madrid: Narcea, 2003) de Santos Guerra. El primer texto que leí de Santos Guerra, "Patología general de la evaluación educativa", me produjo una impresión tan fuerte tanto en lo personal como en mi trabajo docente, que me hizo recordar las siguientes líneas de Kafka: En general creo que sólo debemos leer libros que nos muerdan y nos arañen. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un mazazo en el cráneo, ¿para qué molestarnos en leerlo? Más adelante continúa: Un libro debe ser el hacha que quiebre el mar helado dentro de nosotros. Me imagino que Kafka se refería a textos literarios, no a libros sobre evaluación, pero de todas maneras recordé esas líneas porque realmente el texto de Santos Guerra me despertó de un letargo en que había caído como profesor. Siempre me había producido desazón “el período de exámenes”, “la hora de la verdad”. Me sentía (me siento) totalmente insatisfecho con los exámenes que aplicaba (que aplico) como forma de evaluación y control, pero no adoptaba una actitud crítica (creo que ya la adopto) y consideraba los exámenes como un mal necesario. Posteriormente leí con la misma avidez Introducción: la evaluación como aprendizaje (otro capítulo más de Una flecha en la diana. La evaluación como aprendizaje) en que Santos Guerra establece una serie de principios en que se debe basar la evaluación. En Cultura que genera la evaluación en las escuelas el autor continúa con ese estilo claro y esas frases contundentes que me golpearon con tanta fuerza en sus dos textos anteriores. Aquí Santos Guerra nos habla de los valores y las creencias que de acuerdo con él genera la evaluación que normalmente se realiza en las escuelas. Divide su texto en distintas culturas como son las del sometimiento, la competitividad, la de la inmediatez, la cultura del resultado, del éxito, de la trampa, del individualismo, y otras, que condicionan y desvirtúan el aprendizaje. Me llamó nuevamente la atención lo que dice en el sentido de que la evaluación condiciona el modo de aprender y además nos invita a reflexionar sobre la manera como concebimos la evaluación, más que en las técnicas.Tal vez Santos Guerra no nos dé una gran cantidad de información, pero nos deja muchísimo en qué reflexionar. El capítulo termina con una invitación a leer, a comentar, a dialogar, a reflexionar y a criticar la evaluación y la forma como la concebimos, como un manera de contrarrestar sus efectos perniciosos.Lo que yo añadiría de mi cosecha personal es que cambiaría el título de Cultura que genera la evaluación en las escuelas por el de Los vicios que refuerza la evaluación en las escuelas porque la palabra vicio me parece más adecuada en el contexto y las diversas culturas de las que Santos Guerra habla, y que yo llamo vicios, ya estaban ahí; la evaluación que normalmente hacemos es simplemente su reflejo. No sé de dónde vienen, pero sí creo que cuando la evaluación surgió, los vicios ya estaban ahí. Pablo Peñaloza Díaz

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