viernes, 11 de mayo de 2007

Un alumno comenta el cartel de opinión

Sin más, transcribimos aquí un comentario que nos hizo llegar un alumno a los miembros del proyecto en relación al cartel de opinión sobre evaluación.

Hace un par de días, sobre uno de los muros del Cele, apareció un gran pliego de papel destinado a que cada individuo plasmara por escrito su opinión acerca de la "evaluación". En principio la iniciativa me pareció un tanto ociosa, pues, al menos en los cursos de Orientación Vocacional que se imparten en la Escuela Nacional Preparatoria, se pone especial énfasis en la distinción tan relevante que hay entre evaluar y calificar. De igual modo, en los cursos de actualización docente es muy común que algunos de los puntos a tratar sea la problemática de la evaluación. A tal grado llega la conciencia del problema que no es extraño escuchar a un alumno preparatoriano quejarse del profesor que califica y no evalúa.
Estando así las cosas, repito, me sorprendió que a nivel universitario se reiterara lo que yo suponía ser común en el bachillerato. Mi sorpresa mayor fue leer los primeros comentarios. "la evaluación es una forma autoritatia y opresiva de ejercer el poder por parte de los maestros" -más o menos se leía-, otra más decía algo así como "es un mecanismo plusvalizado por aquellos que están por debajo del diez". Las frases dejan ver con claridad que, al menos entre los ociosos estudiantes del Cele que no vacilan en decir lo que piensan, la diferencia entre calificación y evaluación no existe. Lo preocupante es que para algunos es un buen tema de discusión que promueve una posición política maniqueísta donde el profesor -a veces inofensivo- es visto como el victimario.
Lamentablemente una calificación alta, a los ojos de algunos, sigue siendo sinónimo de privilegio social, cuando casi siempre depende exclusivamente de las horas de trabajo que el alumno dedica a determinado curso.
Absurdo sería pensar que sólo el trabajo ayuda a un buen rendimiento escolar: una buena alimentación, un IQ no muy reducido, un ambiente familiar adecuado, etc. son elementos que no deben desdeñarse al momento de analizar por qué hay calificaciones altas y bajas. Sin embargo, evaluar el aprovechamiento en clase tiene que ver con la adquisición de conocimientos cuantitativa y cualitativamente, y esto puede o no verse reflejado en una nota numérica final.
En el Cele, desafortunadamente, el alumno está necesariamente obligado a pensar en aquel número porque de él depende la posibilidad de elegir el horario que más le convenga.
Cada profesor podría contar un sinnúmero de historias de buenos alumnos que, por alguna circunstancia, no pudieron obtener un número alto y deben pagar las consecuencias que van desde la elección de horario hasta la pérdida del derecho a inscribirse. Un adecuado sistema de evaluación permitiría que esto último no ocurriera y también garantizaría que el estudiante vil no se viera beneficiado con el uso de la trampa y la astucia.

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